JOSÉ FRANCISCO ORTIZ: LA FUERTE PRESENCIA DE LA POESIA EN LA PROSA
Periodista, poeta y educador, José Francisco Ortiz Morillo nació en Carache, Estado Trujillo, Venezuela, el 28 de marzo de 1944, pero desde hace muchos años sentó sus reales en la hermosa población zuliana Santa Cruz de Mara, donde vive con su familia y con la poesía. Egresado de la Universidad del Zulia (LUZ), fue durante muchos años docente en la Facultad Experimental de Ciencias de esta casa de estudios, desempeñándose en las cátedras Comunicación y Lenguaje, Semiótica de la imagen y en otras asignaturas afines. Académicamente alcanzó la categoría de Profesor Asociado y es posgraduado de Magister Scientarum en Literatura Venezolana.
La suya es una trayectoria ejemplar y fructífera, una vida intensa, plena de realizaciones y satisfacciones, tanto en lo existencial cotidiano como en el cultivo del intelecto, siempre desde la sencillez y el desprendimiento. Por su prolífica y diversa actividad cultural al servicio de la colectividad zuliana, Ortiz Morillo ha recibido a lo largo de su carrera múltiples reconocimientos, entre los cuales destaca el honor conferido por el Núcleo Cabimas de la Universidad del Zulia con la creación del Premio de Periodismo Universitario "Profesor José Francisco Ortiz".
Como hombre de letras y creador integral, pero en particular como poeta – acaso la condición que verdaderamente lo enaltece y de la que más se enorgullece–, Ortiz ha fraguado en el tiempo una obra plural y abundante, y de una muy elevada cota de excelencia estética. Sus creaciones han sido profusamente publicadas tanto en libros y revistas como en diversidad de medios de la red. Algunos de sus libros son El hacedor y la fragua (ensayo, 1976), El amanuense (textos narrativos, 1979) Légamos (poesía, 1985), Cantares (poesía, 1986), Poemas del mediodía (poesía, 1990), Diálogos (periodismo, 1991), La realidad tangencial de la comunicación (periodismo, 1995), Musgo de nuestras aldeas (poesía, 2002) y Vocales de ceniza (poesía, 2005).
Entre los galardones literarios obtenidos sobresalen el Premio internacional de poesía de la Revista Controvento, Italia, 1972, por el libro Bajo esta soledad; y el Premio de Literatura Regional, Maracaibo, Venezuela, 1996, por El Resplandor (textos narrativos).
Los dos ensayos breves que siguen son apenas una muestra de la excelencia literaria de JFO, y de cómo el poeta, su sensibilidad y su lírica, hacen presencia siempre, y se imponen señoriales, aun en la escritura en prosa.
LUMBRE Y PASIÓN DE MAYO
A la memoria de Rafael Olivares Figueroa, eximio traductor de Valery, colmena del alma infantil, en su partida, el 3 de mayo de 1972.
Hoy, cuando el mes se desliza en el color de los apamates, y todos los brillos de la naturaleza nacional se hacen presentes, y la lluvia descorre sus cortinas de brumas para limpiar el cielo del asombro, el mundo no ceja en sus fragores: allende una ciudad de relámpagos se consume, como esas que nombró alguna vez Italo Calvino, merecida de un destino mejor; hay truenos que apagan las voces cancioneras de los hombres y, en esta inmensidad de siglos, seguimos en busca del significado de la libertad, para amalgamar la concordia, la fe y la esperanza sin límites.
Hoy, el sol despeja las nubes. Y las gentes viven sus miserias, sus graves miserias preteridas en el abandono; otras, las menos, esperan que el maná de las ilusiones repare todo aquello que el descuido de su voluntad no ha superado, y, sin embargo, escuchamos – tratamos de aguzar los sentidos – en la blanda luz de los días, el cascado balbucir del futuro que los termiteros del tiempo no podrán arrasar, y ninguna estación quemante podrá ocultar entre las cenizas de las miradas ciegas.
¿Cómo pensar y palpar el aire de mayo, sin esa fragua de voces ausentes donde se preparó silenciosamente, en el hervor de la tierra, la nobleza misma de la naturaleza? ¿Quién recupera de los días de sol, la energía que fluye de las limpias hojas que los árboles estrenan? ¿Quién las pule desde el fondo de los abismos para que alguien cancele los derroteros del hombre?
Mayo existe contra el olvido. Todo es memoria en lo posible de la vida como un remolino imbatible sobre los arenales del horizonte.
Ahora, llegan nítidas las sombras de la infancia: un círculo, junto a un vetusto árbol, atrae a los citadinos calcados de una imagen danzante, colmada por el cantar de los años renuevan el amor y la energía, y nadie escapa: las cuerdas melosas llevan el tono de una pasión que no muere, el vino y las mujeres recuerdan; los niños giran entre las luces y ríen, ríen con sus mínimos asombros que descubrirán cuando lleguen las potestades y todo sea alumbrado y el círculo no sea más que una garantía de la persistencia de un sueño.
Santa Cruz de Mara, 2/5/2011.
LEER POESÍA
Leer poesía, así como ante cualquier acercamiento al arte, es contrastarnos en el rebote. Porque desde la obra que nos arroba y centra en su clima, alguien ausculta nuestros pensamientos, afirma el acontecer de la vida y nos circunscribe en la escena.
Nunca miremos al artista y sus pasiones, porque es él, en el espacio de las palabras, desde sus lejanas cimas, quien nos descubre: tomamos distancia ante un cuadro para vindicar la perspectiva, esa rendija fluyente por donde entramos a la geometría y al color; guardamos silencio ante una melodía, porque ésta concentra todas las vibraciones, y no queremos sufrir nuevamente el escarnio del dolor; alcanzamos una página y es una puerta que se abre hacia lo extraño de nuestra vida, de aquello que nunca hemos querido retener porque en su delgadez nos parecía banal y fortuito: pero necesitados de una confesión volvemos sobre nuestros pasos: escuchamos los sonidos, las imágenes que se repliegan como una cascada al borde de metálicas formas, luminosas en todo caso, y no podemos saber en qué lugar se alojan.
El rebote nos actualiza la ausencia: es un presente que camina a nuestro lado, tiene tantos rostros y tantas imágenes que se las endilgamos al autor, hablamos de ellas desde cierta distancia para esquivar nuestra costumbre. Y, así, nos salvamos del silencio y su poquedad.
Estamos, sin notarlo, al otro lado del espejo. El azogue retiene por instantes el boceto y luego huye. Pero esta es una fuga necesaria, un ensimismarse en el caos de la apariencia, porque es definitivo el juego de la ilusión donde hemos depositado nuestra realidad.
Leer poesía no es como se cree: un diálogo. No lo es, porque sería entonces comunicación, en todo caso política, malabarismo de las palabras, nunca lenguaje. Y aquí necesitamos una detención de la escritura que nos advierta de la ambigüedad en el uso de las palabras: las palabras solas, incluso cargadas de significado y acordadas en sintaxis, no por ello son lenguaje. Podrán, en todo caso, ser gramática, pero para alcanzar el giro que las convierten en lenguaje, en puridad, deben permear el contexto y lanzarse a una nueva confidencia en el alma del vidente.
Leer poesía es nacer contra un mundo que no escucha ni reconoce al otro porque su instancia más próxima está en el fragor del espectáculo y de la vaciedad de los instintos; y el lector, el genuino lector de lo trascendente, pertenece al inconsciente colectivo, que, desgarrado de su propia existencia, se mira desde el asombro de su propia mirada.
Santa Cruz de Mara, 12/5/2011.
Nota: Aisthesis agradece altamente a nuestra amiga Elizabeth Conte, quien desde su blog “Las Voces del Silencio” contribuyó con esta edición de la página.
ESTHER LE DICE AL POETA CÉSAR SECO
Me siento como agua mansa en río bravío, mis respetos. Aquí va lo que puedo aportar, no conocía del autor, me engrandezco conocerlo. Lo siento fresco, aún siendo de mi tierra, tan cercana y tan querida.- A veces me pregunto, pero cuántos poetas serán los necesarios de tantos que promocionan, es que será que hay que leerlos todos. “Sonrío”. Hay de especiales, y de los cuales maestros han capturado mi interés. Sin embargo le digo que cuando acudo a una Librería me dicen: Esther debes llevarte este autor es referencia obligada para quienes ven en la poesía, la literatura un ejercicio de vida. Lo mío es Danza, pero siento que está conjugada por la música, el drama, la plástica y la poesía. Lo siento así porque lo he vivido a flor de mis sentimientos por el arte escénico.- Me siento orgullosa de la vanguardia en gente tan talentosa en mi tierra (Venezuela) de lo que he leído hoy aquí _JOSÉ FRANCISCO ORTIZ_ un torbellino de letras primordiales, sustancioso y esbelto que ilustra el nacimiento de Identidades sociales, concadenados en conmociones de la palabra escrita y su presencia hablada.-
Bienvenidos! Esta página muestra el quehacer de las expresiones culturales del sector, sus personajes, sitios históricos y actividades que se emprenden en diferentes fechas del año. El sector es bastión de memoria histórica cultural, sus habitantes hacen de sus espacios públicos y privados una genuina expresión cultural para el desarrollo, para el aprendizaje de las próximas generaciones. Dios los bendiga a todos.- Autora Lcda: Esther Arteaga. Cabimas, C.O.L. Venezuela.
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