POETA, ENSAYISTA Y EDITOR VENEZOLANO
César Seco nació en Coro, Estado Falcón, Venezuela, el 29 de enero de 1959.. Fundador de la Casa de la Poesía «Rafael José Álvarez» y de la Bienal de Literatura «Elías David Curiel». Director de la revista OIKOS. Comenzó a publicar durante los años 90. Integró la redacción de la Revista Poesía y fue colaborador del suplemento literario Verbigracia, de El Universal. Ha sido galardonado dos veces con el Premio Municipal de Literatura de la Alcaldía de Miranda del Estado Falcón (1993 y 2000). Con el libro El viaje de los Argonautas y otros poemas obtuvo el Premio de Poesía Bienal de Literatura «Ramón Palomares» (Trujillo, 2005). A principios de los años 80 formó parte del grupo literario Cráter y en la actualidad pertenece a la Red de Escritores de Venezuela. Ha sido galardonado dos veces con el Premio Municipal de Literatura de la Alcaldía de Miranda del Estado Falcón (1993 y 2000). Con el libro El viaje de los Argonautas y otros poemas obtuvo el Premio de Poesía Bienal de Literatura «Ramón Palomares» (Trujillo, 2005). Fue colaborador del suplemento literario Verbigracia del diario El Universal. Integra la redacción de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo. .Ha publicado los libros: El laurel y la piedra, 1991; Árbol sorprendido, 1995; Oscuro ilumina, 1999, Mantis, 2004, El Viaje de los Argonautas y otros poemas (2006), Lámpara y Silencio (Antología poética, Monte Ávila Editores, 2007), y Transpoética (Ensayos, 2009). Ha participado como invitado en la Feria Internacional del Libro de La Habana, Cuba (2004), en el Festival Internacional de Poesía de La Habana, Cuba (2005, en el Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia (2006),y en la Fiesta Literaria Internacional de Porto de Galinhas, Recife, Brasil(2007).
Sus poemas han sido traducidos al portugués y publicados en diferentes sitios web de varios países de Hispanoamérica. Aparece registrado en la Antología: l00 poetas venezolanos del siglo XX, de José Jesús Villa Pelayo.
Poema “Árboles” que dedicó a Eugenio Montejo.
Qué conversan estos árboles
que se dicen a media tarde
cuando alguien demora
en cruzar la esquina.
Qué hablan, qué discuten
acaso escuchan que el corazón
de ese alguien se anuda
desnuda en sus raíces.
Qué escriben en el aire sus hojas
qué diálogo suscita la altura
de sus frondas y tallos macizos
donde ese alguien se detuvo.
Qué dicen, qué callan
Qué vocablo mueven sus ramas.
ESTHER ARTEAGA LE DICE AL POETA:
Avizor de realidades, maestro formador, pilar esencial para la pluma, narrar, describir, y comunicar los amaneceres, atardeceres y anocheceres de la genuina poesía.
Él vigoroso en su puño y letra, de la espléndida fraternidad y cordialidad, vehemente al frecuentar los círculos de estudios y poéticos de las Aldeas plenas, vivientes, trasmisores de conocimientos.
Obviamente nadie roza la palabra del otro, sino ha frecuentado su máxima expresión: el libro, o porque virtualmente difunde, promociona y fomenta sus obras.
Él un servidor social del buen gusto y destello de la elegancia, arte que realza en la creación del saber cultural “la poesía y la literatura”.
Que durante la tempestad el miedo agobia, luego va disipando los temores, y llega un clímax donde el verdor resalta, la frescura del aroma de la flor, encantador humedad de la tierra, los ruidos épicos de las aves y la presencia de algunos reptiles.
Obra fecunda en Falcón, vanguardista, de esa tierra que es imposible hablar, habitante vecino, al oeste del Lago de Maracaibo, del istmo de los médanos, de sus extensas playas, copiosas dunas y de la minuciosa artesanía que expone en las entradas y salidas de su geografía.
Máximo exponente de la letra, de su riqueza intelectual, pero que con sólo publicar una imagen fotográfica transmite arte y poesía.
